Si bien reducir el consumo de pasta, galletas, pan y harinas es común para quienes quieren perder peso, consumir menos carbohidratos puede detener tu progreso físico y hacer que tus entrenamientos se sientan más como un trabajo duro. Por ello, te compartimos algunos consejos para modificar tus sesiones y mantenerte con energía.
Mantén tus entrenamientos cortos
En un estudio publicado en PLOS One, se demostró que hacer ejercicio por solo 10 minutos tiene los mismos beneficios que el entrenamiento de resistencia tradicional, por lo que puedes comenzar allí y agregar lentamente 5 o 10 minutos a tus entrenamientos.
Varía la intensidad
Expertos recomiendan realizar uno a tres entrenamientos “duros” a la semana, dos moderados y dos que sean fáciles, esto con el fin de realizar ejercicio con tu máxima capacidad y evitar daños musculares.
Haz cardio después del entrenamiento de fuerza
Si inicias tu entrenamiento haciendo cardio, tu cuerpo literalmente descompondrá el músculo que tanto te costó ganar para darte energía para soportar las pesas, lo que le impedirá que obtengas resultados. Además de que reducirá la cantidad de repeticiones que puedes realizar, según un estudio de The Journal of Strength and Conditioning Research.
No hagas ejercicio antes de desayunar
Una investigación publicada en el Strength and Conditioning Journal demostró que hacer ejercicio con el estómago vacío provoca el doble de degradación de proteínas en los músculos, que hacer el mismo ejercicio después de comer.
Toma tiempo adicional para recuperarte
Destina uno o dos minutos más entre series de levantamientos de pesas, o un día extra de recuperación después de un entrenamiento más intenso, esto evitará que sientas tensión o sufras calambres en los músculos.
Escucha a tu cuerpo y consume la cantidad de carbohidratos y proteínas necesarias para que notes resultados más rápido, y por supuesto, dale a tu cuerpo el descanso que merece.