La novel cantante hace alarde de profesionalismo y frescura, en el musical producido por Juan Torres.
Y fue literal, Lucero Mijares estrena, quizá la producción más grande de Juan Torres, con la entrega y talento de alguien que quiere ganarse un lugar en el espectáculo por su propio derecho, en el musical “The Wiz” que se estrenó recientemente en el Teatro Hidalgo. La hija de Lucero y Mijares, llegó con una pierna enyesada a las funciones, reduciendo su movilidad para protegerla y bajo el cobijo de un talentoso cuadro de actores, cantantes y bailarines que mantuvieron al público expectante ante un escenario pletórico de color e iluminación, un trabajo de Carlos y Andrés Mendoza.
La mítica historia del Mago de Oz que llevara a la fama a Judy Garland a través del celuloide en 1939 y que en 1978 fuera retomada en cine por Diana Ross en 1978, llegando a Broadway con el libreto de William F. Brown y la letra y música de Charlie Smalls, mantiene la vigencia a través de mirada de Torres, al ponerla en tierra mexicana con un nivel que se equipara a las puestas de otras producciones en la capital mexicana, pero sin los precios exorbitantes que otros productores están poniendo a sus obras.
La producción mantiene el encanto que un gran musical requiere: un cuadro de actores talentosos, entre los que destaca Juan Fonsalido, un adorable hombre espantapájaros que mantiene la vitalidad, ligereza y sonrisa a todo lo largo de la obra, un Eugenio Montesoro con temple escénico como el Mago, una Dulce Patiño como Malévola con momentos brillantes así como una sonriente Marisol Meneses en su papel de Adaperla, además de un cuadro de jóvenes que integran el coro y cuerpo de bailarines, a la par de comprometidos con la puesta.
Un clásico mágico
La historia no pierde vigencia a través del tiempo, el anhelo por alcanzar a tener lo que se tiene y aún se desconoce, dentro de uno, recorriendo un camino para buscar a través de la gracia del Mago, un corazón en el caso del hombre de hojalata, valentía para el león y un cerebro, para el espantapájaros o el camino de regreso a casa, lo que anhela la protagonista, Dorothy, encarnada por la joven Lucero.
Mención aparte merece el vestuario, maquillaje y peluquería, concepto creado por Jair Campos, de gran lucimiento y manufactura, que perfila visualmente a cada personaje y trasmite presencia en un acertado entramado cromático que se complementa con la iluminación de los Mendoza y la escenografía de Óscar Acosta, que considerando que la boca del escenario del Teatro Hidalgo no es grande, el movimiento escénico y mecánica, así como los trazos a cargo de Ricardo Díaz y la coreografía de Pablo Rodríguez, logran un match perfecto y disfrutable para el espectador.
Complementa el cuadro principal Óscar Acosta, el hombre de hojalata, Fede Di Lorenzo y Felipe Álvarez alternando el personaje de León y María del Sol, como la tía Emma y Glinda.
No te la pierdas, es para toda la familia, para los pequeños y los grandes que siguen con la ilusión de que su don se manifieste a través de la magia del mago. Está presentándose los fines de semana en el Teatro Hidalgo, detrás de El Palacio de Bellas Artes y frente a la Alameda Central en la Ciudad de México.
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